viernes, 16 de noviembre de 2007

Incendio en el Real Alcázar de Madrid

El Real Alcázar de Madrid, destruido en un incendio ocurrido en 1.734, fue residencia de los monarcas españoles desde Carlos I a Felipe V. Dentro, acosados por el humo, se hallaban más de 2.000 lienzos que formaban la mejor colección de pinturas del mundo, acopiada tesoneramente desde tiempos de Isabel I de Castilla y legada a sus herederos. Tiziano, Tintoretto, Ribera, Durero, Leonardo, Brue-ghel... habían incrementado el patrimonio regio a partir del reinado de Felipe II y su hijo. De la etapa de Felipe IV, el más refinado de los monarcas, procedían numerosas obras de Diego Velázquez y Pedro Pablo Rubens, algunos de cuyos magníficos lienzos, como un retrato ecuestre del rey, realizado por el pintor-embajador flamenco, y La expulsión de los moriscos, además de otros de trasunto mitológico, como Apolo, Adonis y Venus, del genial sevillano ambos, fueron devorados por las llamas. Hasta 500 lienzos desaparecieron para siempre, pero 1.038 obras de arte fueron salvadas del incendio. No se dejó al pueblo de Madrid participar en la extinción del incendio, "por temor al saco". Miles de ornamentos religiosos, ropajes, reliquias, incluso una flor de lys que la leyenda hacía descender del cielo, se consumieron bajo las llamas.

Nochebuena, viernes 24 de diciembre de 1734, las doce y cuarto, los centinelas que estaban en el lienzo de la Priora, que cae a Poniente, avisaron que había. En Palacio todos estaban durmiendo y aunque las campanas tocaban a fuego, se pensaban que eran maitines y Misa del Gallo.

Los Religiosos de San Gil pasaron a Palacio y lo primero que hicieron fue despertar a los dormidos y sacar a las familias y a la marquesa de Fuentehermoso. Enviaron a llamar al cerrajero Flores, que trajo algunas llaves, con lo cual fueron a la Capilla y rompiendo la puerta del Sagrario, sacó un religioso el Copón y los seglares unos candelabros y dos blandones de plata. Se Llevo el Santísimo al Cuartel de los soldados y aunque los religiosos querían liberar el Relicario que estaba debajo de la capilla, no pudieron entrar por espacio de tres horas, por falta de llaves; a las cuatro de la mañana se derrumbó la capilla y suelo de ella, reservando sólo la bóveda donde estaban las alhajas viejas. Y sin dejar nada de retablo ni capilla, excepto las paredes arruinadas.

Los religiosos de San Gil y otras comunidades acudieron a sacar alhajas; y como las pinturas del Salón Grande estaban embutidas en la pared, sólo pudieron arrancar algunas que estaban bajas, pues no había escalera. El fuego consumió luego la fachada de la Priora y pasó a la torre de la fachada de Palacio, y torre que cae al parque y plazuela; y en el tercer piso se hallaba el Archivo de papeles, derechos reales de las Indias, y Bulas pontificias y de toda la Corona y demás papeles de todas las materias del Estado, cuya importancia no se puede significar. Esta torre fue abrasada en poco tiempo, con grande asombro de todos los que vieron arrojar tanto fuego, y comunicó el incendio a la fachada principal de la plazuela.

Sábado, 25 de diciembre, primer día de Pascua, continuó el fuego en todo el Palacio, así por la fachada y salón dorado, sala ochavada, salón de Embajadores y sala de las Furias, como también por las espaldas, cuartos del Rey, Reina y corredores. A las cuatro y media de la tarde de dicho día era el viento de Poniente, tan recio, que servía de alimentar el fuego, pues todas sus llamas se encaminaban a buscar mayor aumento, guiando hacia el cuarto del Príncipe y su torre, que cae a la plazuela de Palacio y arco de San Gil, con el mayor vigor que se puede ponderar. Y aunque todos creyeron que fuerzas humanas no bastarían para cortar el fuego, y que pasase a la Casa del Tesoro, Biblioteca y Señoras de la Encarnación, se controlo el fuego, dejando libre la torre del Príncipe y aún siete balcones más.

Las comunidades y en especial la de San Gil, desde el primer instante, llevo a su convento alhajas, cofres, espejos y plata. Y es cierto que las puertas principales de Palacio, en más de tres horas no las quisieron abrir, por el temor del saco, de que se originó el perjuicio de que el fuego impidiese la libertad de muchas alhajas, que se hubieran librado con tiempo. Por la tarde se sacaron, por la calle del Tesoro, cinco galeras de a siete mulas de dinero de los Señores Infantes; y no fue necesario sacar el del Príncipe; las colgaduras del Rey y la Reina se salvaron todas. La noche del sábado se liberó enteramente el Guardajoyas de la Corona, la célebre Margarita y las joyas de la Reina. De las paredes de la covachuela del Estado se sacó mucha parte, el todo de la de Justicia y parte de la de Hacienda. Perdíose enteramente la de Marina, Indias y Guerra.

El domingo 26 de diciembre, segundo día de Pascua, se continuó de cortar y apagar el fuego, y en sacar pedazos de plata derretida de la Capilla, por los padres de San Gil, los que se depositaron en su convento.

Lunes 27, tercer día de Pascua, se continuó en cortar y apagar el fuego generalmente y en derribar algunas ruinas, para evitar las desgracias que podían ocasionar en los trabajadores, y los Padres de San Gil sacaron mucha plata, oro, bronce, plomo, candeleros rotos, fuentes, cálices, ángeles y adornos de sacristía.

Martes 28, día de los Inocentes, a las once, se ordenó sacar una reja debajo de la Capilla, por donde se sacase la ruina de dicha Capilla y Sacristía, y en donde estaba el Relicario, a fin de buscar las reliquias, custodias, metales y piedras preciosas.

Miércoles 29, continuaron en sacar las ruinas de la Capilla y Relicario, con la asistencia ya dicha. A las diez del día se sacó entero en una cajita, la preciosa reliquia del Lignum Crucis. Y en esta tarde hubo dos peones muy mal heridos, y fue necesario acudir a apagar el fuego, que volvía a acrecer en el interior de Palacio.

Jueves 30 de diciembre, se continuó en el derribo de paredes, que amenazaban total ruina contra los trabajadores, y en separar la tierra de la Capilla, en cuyo día se sacaron muchos huesos de santos, y con especialidad, uno de los innumerables mártires de Zaragoza, muchos diamantes y metales y pedazos de pórfido del retablo.

Viernes, 31 de diciembre, se continuó el derribo, en el cual se sacó mucha plata y diamantes, y sólo hubo un herido de muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hello!!! buenas actualizaciones, nos han gustado mucho.

Está Mª Teresa aqui conmigo y nos han pareceido muy interesantes los dos temas.

Besitos a los dos!!!

Y actualizar el blog que se os muere!!! ;P