domingo, 25 de noviembre de 2007

Mitología egipcia


Mitología egipcia

La mitología egipcia es el nombre del conjunto de creencias sustentadas por los pobladores del antiguo Egipto, anteriores a la llegada del cristianismo. Sus prácticas fueron prohibidas en tiempos de Justiniano I, en el año 535.

El lapso de su desarrollo es de unos 3000 años, variando estas creencias a través del tiempo, por lo tanto, un artículo o incluso un libro, no puede hacer más que resumir la multitud de entidades y temas de este sistema complejo de creencias. La iconografía egipcia es muy diferente de la griega o romana: en la mitología egipcia la mayoría de las deidades se representan con cuerpo humano y cabeza de animal.

Las ideas religiosas de los antiguos egipcios tienen dos fases:

  • Durante la época predinástica, divinizaron aquellos fenómenos naturales que les desconcertaban, o infundían temor, de los que no conocían la razón de su proceder; asociaron estas divinidades con las características de ciertos animales, y los representaron con forma humana aunque conservando rasgos zoomorfos: el halcón en el dios Horus, "el elevado", dios del cielo, el perro egipcio, o chacal del desierto, "el guardián de las necrópolis", se convierte en un dios protector, Anubis, el cocodrilo del Nilo, un peligro constante en un dios temido, venerado en la región de El-Fayum, etc. Además les atribuyeron conceptos humanos, como la relación familiar, por lo que se formaron tríadas compuestas por un dios, su esposa y su hijo, y también pasiones humanas por lo que se les rendía culto dando ofrendas en los templos a cambio de favores solicitados, o recibidos.
  • A pesar de la agrupación de los pueblos egipcios en las "Dos Tierras": el Alto y Bajo Egipto, cada uno de los nomos (provincias) mantuvo sus deidades protectoras, lo que significaba la veneración a decenas de dioses, que adquirían mayor o menor relevancia según la que tuviese cada ciudad: Heliópolis adoraba a Ra, Tebas a Amón, Menfis a Ptah y Hator, etc.

Los sacerdotes de los templos principales comenzaron a organizar esta multitud de dioses y a explicar sus relaciones, la creación del mundo, las crecidas del Nilo, etc., ideando y sistematizando las creencias en las denominadas teología Heliopolitana, Tebana, etc., reflejadas en los Textos de las Pirámides, el Libro de los Muertos, a los que siguió la redacción de otros similares.

Su visión está basada en su propio país, tierra fértil junto a un río y con un desierto alrededor. Por lo tanto el mundo para ellos se dividía en tres regiones:

  • El cielo, morada de los dioses, cuya diosa celeste Nut, "La grande que parió a los dioses", era representada como una mujer con el cuerpo arqueado cubriendo toda la tierra.
  • La tierra, morada de los hombres, la Casa de Geb, el dios creador, representado como un hombre tumbado bajo Nut.
  • El inframundo, o Duat, el reino de los muertos, donde reinaba Horus, espacio recorrido en su barca solar por Ra, durante la noche, y por donde transitaban los espíritus de los difuntos sorteando los peligros del Más Allá.

Los dioses

Las principales divinidades estaban organizadas en cinco grupos diferentes:

  • La Enéada de Heliópolis “Las almas de Thot”: Atum, Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris, Neftis y Seth; cuyo dios principal es Atum.
  • La Ogdóada de Hermópolis: Num, Nunet, Heh, Hehet, Kek, Keket, Amón y Amonet; de donde surgió el dios Ra.
  • La tríada de Elefantina: Jnum-Satis-Anuket (donde Jnum es el dios primordial).
  • La tríada de Tebas: Amón-Mut-Jonsu (donde el dios principal es Amón).
  • La tríada de Menfis: Ptah-Sejmet-Nefertum (es inusual el hecho de que los dioses no estaban relacionados antes de que ésta fuera formalizada, donde Ptah era el dios principal).

Ptah


Mientras los líderes de los diversos grupos ganaban y perdían influencia, las creencias dominantes se transformaban, combinaban y sincretizaban. Ra y Atum se convirtieron en Atum-Ra, con las características de Ra como dominantes, y posteriormente Ra fue asimilado a su vez por Horus, como Ra-Horajti. Después de que Ptah se convirtiera en Ptah-Seker, fue asimilado por Osiris, convirtiéndose en Ptah-Seker-Osiris.

Con las diosas sucedió lo mismo: Hathor asimiló inicialmente las características de otras diosas, pero en última instancia fue asimilada con Isis. Los dioses maléficos fueron amalgamados de la misma forma, como Seth, quien originalmente era un héroe, asimiló todos las características de los dioses malvados, al cual condenaron posteriormente por haber sido elegido como dios protector de los gobernantes hicsos.

Durante la época de influencia helénica sobre Egipto, lo que perduró con más vigor fue la triada: Osiris, Isis, y Horus; y su enemigo Seth, tal como se ejemplifica en la "Leyenda de Osiris e Isis". La triada había asimilado muchos de los cultos y deidades anteriores, y cada dios era adorado en su preferente lugar de veneración: Osiris en Abidos, Isis en Dendera, y Horus en Edfu. Incluso en esta etapa, continuaba la fusión, con Osiris como un aspecto de Horus (y viceversa), dirigiéndose paulatinamente hacia el monoteísmo. Sin embargo, el monoteísmo, o henoteísmo, había surgido con anterioridad, fugazmente, en el siglo XIV aC, cuando Ajenatón había intentado priorizar el culto de Atón, en la forma de disco solar, aunque fue violentamente rechazado posteriormente por el clero y el pueblo egipcio.

Según el Canon Real de Turín, varios dioses gobernaron Egipto: Ptah, Ra, Shu, Geb, Osiris, Seth, Thot, Maat y Horus; cada cual durante inmensos periodos de tiempo, después reinaron los Shemsu Hor durante 13.420 años, antes de surgir la primera dinastía de faraones. Así, los predecesores de Menes ocuparon el trono egipcio durante 36.620 años.


Vida después de la muerte

La creencia inicial en la inmortalidad de dioses y faraones, posteriormente extendida al resto de los egipcios, significó que se practicara el embalsamamiento y la momificación, para poder preservar la integridad del individuo en la vida futura, según los textos de la mitología egipcia.

El espíritu humano

Los antiguos egipcios consideraban que el espíritu humano estaba conformado por el Ba, el Ka y el Aj.

Los egipcios creían que el espíritu de los difuntos era conducido por Anubis hacia el lugar del juicio, en la "sala de las dos verdades", y el corazón del muerto, que era el símbolo de la moralidad del difunto, se pesaba, en una balanza, contra una pluma que representaba el Maat, el concepto de verdad, armonía y orden universal. Si el resultado era favorable, el difunto es llevado ante Osiris en Aaru, sin embargo, Ammit, "el devorador de corazones", que se representaba como un ser mezcla de cocodrilo, león e hipopótamo, destruía aquellos corazones cuya sentencia resultaba negativa, impidiendo su inmortalidad.

Las palabras justas

El Libro de los Muertos era una serie de 190 fórmulas mágicas, adaptadas a las circunstancias particulares de cada individuo, las cuales eran depositadas junto al difunto, o grabadas en los muros de la tumba para facilitar su viaje por la Duat; también contenía las palabras adecuadas a utilizar en su juicio: las palabras justas. Uno de los mejores ejemplos del Libro de los Muertos es el Papiro de Ani, creado alrededor de 1240 aC, que además de textos contiene muchas imágenes de Ani y de su esposa en su viaje a través del mundo de los muertos.

El período monoteísta

Ajenatón y su familia venerando a Atón, en Amarna

Un intervalo corto del monoteísmo (Atonismo) ocurrió bajo el reinado de Ajen

atón (Akhenatón), enfocado en la deidad egipcia del sol, Atón. Ajenatón prohibió la adoración de cualquier otro dios y construyó una nueva capital (Amarna) alrededor del templo para Atón.

El cambio religioso perduró solamente hasta la muerte de Tutankamón, el hijo de Ajenatón y de una esposa de menor importancia. Por ser este cambio muy impopular fue rápidamente proscrito. De hecho, el borrado de los nombres de Ajenatón y de Tutanjatón de los muros y de las listas reales se relaciona con este radical cambio religioso.

Después de la caída del faraón de Amarna, el panteón egipcio original perduró como la fe dominante, hasta la imposición del cristianismo copto y, posteriormente, del Islam, aunque los egipcios continuaron teniendo relaciones con otras culturas monoteístas, como los hebreos. Asombrosamente, el pueblo egipcio apenas opuso resistencia a la difusión del cristianismo, explicado en ocasiones afirmando que Jesús originalmente era un sincretismo vinculado principalmente a Horus, con Isis representando a la Virgen María.

Henoteísmo

Algunos egiptólogos consideran este culto como henoteísmo; otros eruditos, particularmente aquellos con un prejuicio religioso judeocristiano, opinan que es incorrecto ver este período como monoteísta, e indican que los egipcios no adoraba a Atón sino a la familia real, como parte del panteón de los dioses, quienes recibieron su energía divina de Atón. Una explicación alternativa reciente, de Ahmed Osman, resultado de la interpretación de elementos referentes a historia bíblica y egipcia, propone que Moisés y Akjenatón eran la misma persona.

Influencias externas

Egipto mantuvo relaciones con regiones de Libia, Nubia y el Mediterráneo en diversos períodos. También fue influenciado por los gobernantes griegos ptolemaicos, que reinaron en Egipto durante 300 años. Egipto fue incorporado en el Imperio Romano, y gobernado inicialmente por Roma y posteriormente desde Constantinopla, hasta la conquista árabe.

Periodo libio: dinastía XXII a dinastía XXV

Egipto tuvo durante mucho tiempo lazos con Libia. Después de la muerte de Ramsés XI, el sumo sacerdote de Amón Herihor tomo el control de Egipto hasta que fueron reemplazados (sin signos de lucha evidente) por los reyes libios de la dinastía XXII. El primer rey de la nueva dinastía, Sheshonq I, sirvió como general bajo los mandatarios de la dinastía XXI. Se sabe que él designó a su propio hijo para ser el sumo sacerdote de Amón, una ocupación que previamente era un cargo hereditario. Los escasos escritos de este período sugieren que fue un evento sin resolver.

Periodo Ptolemaico (304 a 30 aC)

Comenzó con Ptolomeo I Sóter y término con Cleopatra VII. Ptolomeo I Sóter (‘salvador’) fundó la dinastía Ptolemaica, la cual gobernaría Egipto unos 300 años. Todos los gobernantes masculinos de la dinastía tomaron el nombre Ptolomeo. Varios reyes ptolemaicos adoptaron la costumbre egipcia de desposarse con sus hermanas, y muchos gobernaron conjuntamente con sus esposas, quienes también eran parte de la casa real. Esta costumbre hizo que las políticas ptolemaicas fueran confusamente incestuosas, y los Ptolomeos posteriores fueran cada vez más débiles. El último de los Ptolomeos, la famosa Cleopatra, fue una de las pocas que gobernó por sí sola.

Periodo Romano (30 aC a 639 dC)

Egipto fue incorporado al Imperio Romano y gobernado, primero, desde Roma y posteriormente desde Constantinopla (hasta la conquista árabe). El acontecimiento más revolucionario de la historia del Egipto Romano fue la introducción del cristianismo en el siglo II. Al principio fue perseguido vigorosamente por las autoridades romanas, que temieron la discordia religiosa más que cualquier otra cosa, en un país donde la religión había sido siempre suprema. Pero rápidamente ganó adherentes entre los judíos de Alejandría. De estos, pasó rápidamente hacia los griegos, y posteriormente a los egipcios nativos, quienes encontraron satisfactorias sus promesas de salvación personal y sus enseñanzas sobre igualdad social.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Incendio en el Real Alcázar de Madrid

El Real Alcázar de Madrid, destruido en un incendio ocurrido en 1.734, fue residencia de los monarcas españoles desde Carlos I a Felipe V. Dentro, acosados por el humo, se hallaban más de 2.000 lienzos que formaban la mejor colección de pinturas del mundo, acopiada tesoneramente desde tiempos de Isabel I de Castilla y legada a sus herederos. Tiziano, Tintoretto, Ribera, Durero, Leonardo, Brue-ghel... habían incrementado el patrimonio regio a partir del reinado de Felipe II y su hijo. De la etapa de Felipe IV, el más refinado de los monarcas, procedían numerosas obras de Diego Velázquez y Pedro Pablo Rubens, algunos de cuyos magníficos lienzos, como un retrato ecuestre del rey, realizado por el pintor-embajador flamenco, y La expulsión de los moriscos, además de otros de trasunto mitológico, como Apolo, Adonis y Venus, del genial sevillano ambos, fueron devorados por las llamas. Hasta 500 lienzos desaparecieron para siempre, pero 1.038 obras de arte fueron salvadas del incendio. No se dejó al pueblo de Madrid participar en la extinción del incendio, "por temor al saco". Miles de ornamentos religiosos, ropajes, reliquias, incluso una flor de lys que la leyenda hacía descender del cielo, se consumieron bajo las llamas.

Nochebuena, viernes 24 de diciembre de 1734, las doce y cuarto, los centinelas que estaban en el lienzo de la Priora, que cae a Poniente, avisaron que había. En Palacio todos estaban durmiendo y aunque las campanas tocaban a fuego, se pensaban que eran maitines y Misa del Gallo.

Los Religiosos de San Gil pasaron a Palacio y lo primero que hicieron fue despertar a los dormidos y sacar a las familias y a la marquesa de Fuentehermoso. Enviaron a llamar al cerrajero Flores, que trajo algunas llaves, con lo cual fueron a la Capilla y rompiendo la puerta del Sagrario, sacó un religioso el Copón y los seglares unos candelabros y dos blandones de plata. Se Llevo el Santísimo al Cuartel de los soldados y aunque los religiosos querían liberar el Relicario que estaba debajo de la capilla, no pudieron entrar por espacio de tres horas, por falta de llaves; a las cuatro de la mañana se derrumbó la capilla y suelo de ella, reservando sólo la bóveda donde estaban las alhajas viejas. Y sin dejar nada de retablo ni capilla, excepto las paredes arruinadas.

Los religiosos de San Gil y otras comunidades acudieron a sacar alhajas; y como las pinturas del Salón Grande estaban embutidas en la pared, sólo pudieron arrancar algunas que estaban bajas, pues no había escalera. El fuego consumió luego la fachada de la Priora y pasó a la torre de la fachada de Palacio, y torre que cae al parque y plazuela; y en el tercer piso se hallaba el Archivo de papeles, derechos reales de las Indias, y Bulas pontificias y de toda la Corona y demás papeles de todas las materias del Estado, cuya importancia no se puede significar. Esta torre fue abrasada en poco tiempo, con grande asombro de todos los que vieron arrojar tanto fuego, y comunicó el incendio a la fachada principal de la plazuela.

Sábado, 25 de diciembre, primer día de Pascua, continuó el fuego en todo el Palacio, así por la fachada y salón dorado, sala ochavada, salón de Embajadores y sala de las Furias, como también por las espaldas, cuartos del Rey, Reina y corredores. A las cuatro y media de la tarde de dicho día era el viento de Poniente, tan recio, que servía de alimentar el fuego, pues todas sus llamas se encaminaban a buscar mayor aumento, guiando hacia el cuarto del Príncipe y su torre, que cae a la plazuela de Palacio y arco de San Gil, con el mayor vigor que se puede ponderar. Y aunque todos creyeron que fuerzas humanas no bastarían para cortar el fuego, y que pasase a la Casa del Tesoro, Biblioteca y Señoras de la Encarnación, se controlo el fuego, dejando libre la torre del Príncipe y aún siete balcones más.

Las comunidades y en especial la de San Gil, desde el primer instante, llevo a su convento alhajas, cofres, espejos y plata. Y es cierto que las puertas principales de Palacio, en más de tres horas no las quisieron abrir, por el temor del saco, de que se originó el perjuicio de que el fuego impidiese la libertad de muchas alhajas, que se hubieran librado con tiempo. Por la tarde se sacaron, por la calle del Tesoro, cinco galeras de a siete mulas de dinero de los Señores Infantes; y no fue necesario sacar el del Príncipe; las colgaduras del Rey y la Reina se salvaron todas. La noche del sábado se liberó enteramente el Guardajoyas de la Corona, la célebre Margarita y las joyas de la Reina. De las paredes de la covachuela del Estado se sacó mucha parte, el todo de la de Justicia y parte de la de Hacienda. Perdíose enteramente la de Marina, Indias y Guerra.

El domingo 26 de diciembre, segundo día de Pascua, se continuó de cortar y apagar el fuego, y en sacar pedazos de plata derretida de la Capilla, por los padres de San Gil, los que se depositaron en su convento.

Lunes 27, tercer día de Pascua, se continuó en cortar y apagar el fuego generalmente y en derribar algunas ruinas, para evitar las desgracias que podían ocasionar en los trabajadores, y los Padres de San Gil sacaron mucha plata, oro, bronce, plomo, candeleros rotos, fuentes, cálices, ángeles y adornos de sacristía.

Martes 28, día de los Inocentes, a las once, se ordenó sacar una reja debajo de la Capilla, por donde se sacase la ruina de dicha Capilla y Sacristía, y en donde estaba el Relicario, a fin de buscar las reliquias, custodias, metales y piedras preciosas.

Miércoles 29, continuaron en sacar las ruinas de la Capilla y Relicario, con la asistencia ya dicha. A las diez del día se sacó entero en una cajita, la preciosa reliquia del Lignum Crucis. Y en esta tarde hubo dos peones muy mal heridos, y fue necesario acudir a apagar el fuego, que volvía a acrecer en el interior de Palacio.

Jueves 30 de diciembre, se continuó en el derribo de paredes, que amenazaban total ruina contra los trabajadores, y en separar la tierra de la Capilla, en cuyo día se sacaron muchos huesos de santos, y con especialidad, uno de los innumerables mártires de Zaragoza, muchos diamantes y metales y pedazos de pórfido del retablo.

Viernes, 31 de diciembre, se continuó el derribo, en el cual se sacó mucha plata y diamantes, y sólo hubo un herido de muerte.

martes, 13 de noviembre de 2007

El mecanismo de Antiquitera




La Máquina de Antiquitera

En 1900 el buzo Elias Stadiatos recuperó el tesoro de una galera del año 80 a.C. frente a la isla de Antikitera. Entre las valiosas piezas se halló una inquietante máquina: la máquina de Antikitera. Era un mecanismo que reflejaba los movimientos del Sol y de la Luna, los de Venus y Marte, las horas del día y de la noche, fases lunares, el comienzo de las estaciones… hace 2.000 años no existía la tecnología para confeccionarlo y menos todavía para medir esos procesos astronómicos.

Se trataría del primer mecanismo de engranajes conocido, y habría sido diseñado para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo a las reconstrucciones realizadas, se trataría de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos previamente son del siglo XVI y este artilugio data del 87 a.C. Por eso se suele considerar como un oopart (out of place artifact).

De acuerdo a los estudios iniciales llevados a cabo por Derek Price, historiador de la Universidad de Yale, el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más "inteligente".

Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado evidencias de que el mecanismo de Antiquitera era capaz de reproducir los movimientos del Sol y la Luna exactamente, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo eclíptico derivado por Apolonio de Perga.

No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes extras podrían haber modelado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno.

Es decir, el dispositivo podía haber sido capaz de predecir, con un grado más que fiable de certeza, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Hijas de Felipe II

Isabel Clara Eugenia

Isabel Clara Eugenia nació el 12 de agosto de 1566 en Valsaín, Segovia, en Castilla – España. Fue la hija más querida de Felipe II de España, siendo la única a la que le estaba permitido ayudarle en su trabajo, revisando documentos y traduciendo del italiano al castellano documentos para su padre.

El 2 de agosto de 1589 falleció asesinado el rey Enrique III de Francia. Entonces Felipe II realiza toda una serie de gestiones políticas, reclamando la corona de Francia para su hija Isabel Clara Eugenia. Sin embargo Francia estaba regida por la Ley Sálica, e Isabel de Valois, su madre, había renunciado a sus derechos al trono con motivo de su matrimonio con Felipe II.

En 1598 Isabel Clara Eugenia fue nombrada soberana de los Países Bajos. Contrajo matrimonio con su primo hermano el Archiduque Alberto de Austria (nieto de Carlos I de España). Felipe II trató así de resolver el problema generado por la insurrección de los Países Bajos, mediante el establecimiento de una rama autóctona de los Habsburgo.

En 1621 falleció el Alberto de Austria y al no haber hijos sobrevivientes del matrimonio, los Países Bajos volvieron a la Corona Española. Isabel Clara Eugenia mantuvo el cargo de gobernadora y residió allí durante el resto de su vida, alternando éxitos, como el de Breda en 1625, con fracasos y reveses, como los de Bolduque (1629) y Mastrique (1632).

Felipe IV de España, sobrino de Isabel Clara Eugenia, la apoyó en gobernación de los Países Bajos hasta que ella falleció en el año de (1633).


Catalina Micaela de Austria

Segunda hija del rey Felipe II de España y su tercera esposa Isabel de Valois. Recibió tal nombre en honor a su abuela materna, Catalina de Médicis, y de San Miguel Arcángel, ya que nació en la octava dedicada a este santo.

Su infancia transcurrió bajo la atenta mirada de su padre y de su cuarta esposa, Ana de Austria, que se convirtió en una auténtica madre para la pequeña. Tras la muerte de ésta, en 1580, Felipe dedicará algo más de su escaso tiempo a sus hijas, permitiendo incluso que trabajaran con él en los asuntos de oficina.

El 18 de marzo de 1585 contraía Catalina matrimonio con Carlos Manuel I de Saboya, duque de Saboya, eligiendo Zaragoza como sede del enlace. Tras la boda y acompañados por Felipe, se trasladará la pareja a Barcelona donde embarcarán rumbo a los estados del duque en Italia. Nunca más volverá Catalina a ver a su familia, dando a su padre los únicos nietos de los que tendrá noticia por la continua correspondencia mantenida entre ambos, aunque nunca tendrá la oportunidad de conocerlos. Murió en 1597 a causa de un mal parto a la edad de treinta años.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Livia Drusilla


Livia Drusa Augusta, Livia Drusilla o Julia Augusta ( 28 de septiembre 58 AC — 29 d.C.), segunda esposa de Augusto. Hija de Marco Livio Druso Claudiano, muerto en la batalla de Filipos. Se casó en primeras nupcias con Tiberio Claudio Nerón, a quien dio dos hijos: Tiberio Claudio Nerón, futuro emperador, y Druso. Fue abuela de Germánico y Claudio, bisabuela de Calígula y Agripina la Menor y tatarabuela de Nerón.

Fue deificada por Claudio y recibió el título de Augusta, después de que Tiberio se negase a hacerlo y a ejecutar su testamento, tarea que fue llevada a cabo por Calígula.

Su matrimonio con Augusto

Livia nació en el 58 AC, hija de Marco Livio Druso Claudiano y su esposa Alfidia. Su madre, Alfidia, era hermana de Aufidio Lurco. En el 42 AC su padre se suicidó en Filipos junto con Casio y Bruto, los asesinos de Julio César, que fueron derrotados por Octaviano y Marco Antonio.

El diminutivo de Drusilla ("la pequeña Drusa") hace pensar que pudiera tratarse de una segunda hija.

En torno al 42 AC, contrajo matrimonio con Tiberio Claudio Nerón, un primo suyo de familia patricia. Después de la Guerra Civil que siguió al asesinato de Julio César, Tiberio Claudio Nerón estaba en el bando contrario a Octaviano; la familia sobrevivió a la persecución y se encontró con Augusto en el 39 AC. En aquellos momentos, Livia ya tenía un hijo, el futuro emperador Tiberio, y estaba embarazada del segundo, Druso el Mayor. La leyenda cuenta que Augusto se enamoró fulminantemente de ella y que se casaron un día después de que sus divorcios fueran anunciados. Aparentemente, Tiberio Claudio Nerón estuvo de acuerdo en ello y fue a la boda. La importancia del papel de los Claudios en la política de Augusto y la supervivencia política de Tiberio Claudio Nerón parecen las explicaciones más racionales para esta tempestuosa unión.

De cualquier modo, el matrimonio entre Livia y Augusto se mantuvo durante los siguientes 52 años, a pesar del hecho de que no tuvieron hijos, y ella siempre disfrutó del privilegio de ser la consejera de confianza de su esposo.

Livia, emperatriz de Roma

Después del suicidio de Marco Antonio tras la batalla de Accio en el 31 AC, Octaviano no encontró más oposición a su poder. Finalmente, y siempre con Livia a su lado, fue nombrado emperador de Roma con el título de Caesar Augustus. Juntos, establecieron el modelo de pareja romana. A pesar de su riqueza y de su poder, Augusto y su familia siguieron viviendo modestamente en su casa del Palatino. Livia fue el paradigma de la matrona romana: nunca llevó excesiva joyería ni vestidos pretenciosos, se ocupó de las labores domésticas y de su esposo -en ocasiones tejiendo ella misma sus ropas-.

En el 35 AC, Augusto permitió a Livia administrar sus propias finanzas y le dedicó una estatua pública. Livia tuvo su propio círculo de clientes y colocó a muchos de sus protegidos en puestos oficiales, incluyendo al abuelo de Otón y al mismo Galba.

jueves, 1 de noviembre de 2007

CLAUDIO

Tiberio Claudio César Augusto Germánico nació en Lyon, 1 de agosto de 10 a C y murió en Roma, 13 de octubre de 54 d C fue el cuarto emperador romano de la dinastía Julio-Claudia, y gobernó entre el 24 de enero del año 41 hasta su muerte en el año 54. Fue el primer emperador romano nacido fuera de la Península Itálica.

Permaneció apartado del poder por sus deficiencias físicas hasta que su sobrino Calígula se convirtió en emperador, nombrándolo cónsul y senador. Su poca actuación en el terreno político que representaba su familia le sirvió para sobrevivir en las distintas conjuras que provocaron la caída de Tiberio y Calígula. En esta última conjura los pretorianos que asesinaron a su sobrino lo encontraron temblando tras una cortina, creyendo que también iban a por él. Claudio quedaba así como el único hombre adulto de su familia. Este motivo, junto a su aparente debilidad y su falta de experiencia en el campo de la política, hicieron que la guarida pretoriana le proclamara emperador, pensando tal vez que sería un títere, fácil de controlar.

Pese a sus taras físicas, su falta de experiencia política y que lo consideraron tonto, Claudio fue un brillante estudiante, gobernante y estratega militar, además de ser querido por el pueblo y ser el hombre más poderoso del mundo conocido. En una de sus primeras comparecencias ante el Senado dijo: "Ya sé que me consideráis un pobre necio. Pero no lo soy. He fingido serlo. Y por eso hoy estoy aquí".

Cuando nació recibió el nombre de Tiberio Claudio Druso. Sus padres fueron Neron Claudio Druso, cuestor y pretor, hermano de Tiberio, y Antonia, hija de Marco Antonio y Octavia, quien a su vez era hermana de Octavio Augusto. Tuvo dos hermanos menores, Germanico y Livia.

En el año 9 a. C., Druso murió de forma inesperada, posiblemente a causa de una herida. Claudio entonces quedó a cargo de su madre, que nunca volvió a casarse. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a manifestarse la larga serie de aflicciones y taras físicas de Claudio que, cuando comenzaron a ser evidentes, empezaron a enrarecer su relación con su familia. Antonia se refería a él como un monstruo, y le utilizaba como ejemplo de estupidez. Parece ser que dejó a su hijo a cargo de su abuela, Livia, durante un cierto número de años. Livia, por su parte, era algo más amable con él, y a menudo enviaba cartas cortas de reprobación.

Desde el principio se consideró a Claudio como un personaje inaceptable para el cargo de emperador. La imposición de la toga viril se hizo en secreto y Augusto lo relegó a un puesto secundario en el cargo sacerdotal. Cuando alcanzó la adolescencia sus síntomas se desvanecieron aparentemente, y su familia tomó nota de sus intereses académicos. En el año 7, Tito Livio fue contratado como tutor del chico para enseñarle historia, con la asistencia de Sulpicio Flavio. Claudio pasó mucho tiempo con éste último, así como con el filósofo estoico Atenedoro Cananita. Augusto, según una carta, quedó sorprendido ante la claridad de la oratoria de Claudio y comenzaron a formarse expectativas sobre su futuro.

Claudio se dedicó a los estudios y destacó de forma brillante en materias como matemáticas, gramática, geometría y sobre todo historia. Aprendió medicina y griego, hablando éste de forma muy fluida, y leyó con avidez las obras de Atenodoro.

Cuando se erigió el arco del triunfo de Pavía en honor al clan imperial en el año 8, el nombre de Claudio (en ese momento Tiberio Claudio Nerón Germánico tras ascender al grado de paterfamilias de la familia de los Claudio-Nerones con la adopción de su hermano) quedó inscrito junto con los príncipes fallecidos, Cayo Cesar y Lucio Cesar, y con los hijos de Germánico. Incluso existen especulaciones que dicen que Claudio pudo haber añadido la inscripción décadas más tarde, y que originalmente ni siquiera aparecía. Sin embargo, y aunque estaba apartado, Augusto lo llegó a nombrar representante de los caballeros de Roma.

Cuando Augusto murió en el año 14, Claudio apeló a su tío, el nuevo emperador Tiberio, para que le permitiese comenzar el cursus honorum. Tiberio respondió dando a Claudio un rango consular. Sin embargo, cuando Claudio volvió a solicitar un cargo fue una vez rechazado. Tiberio no era más generoso que Augusto, y Claudio terminó olvidándose de la posibilidad de ocupar un cargo público y se retiró para llevar una vida privada de carácter más académico.

Escribió varias obras de historia, con cierta importancia y polémica. Plineo el Viejo le incluyó en la lista de los 100 escritores más importantes.

A pesar del desdén que recibía de la familia imperial, parece que desde muy temprano recibió el respeto de la población romana. A la muerte de Augusto, los equites, o caballeros romanos, eligieron a Claudio para encabezar su delegación. Cuando su casa se quemó, el Senado exigió que fuese reconstruida y que el coste fuese soportado por el erario público y también solicitaron que Claudio fuese admitido a los debates del Senado. Tiberio rechazó ambas solicitudes, pero el sentimiento permaneció ahí.

Tras la muerte de Tiberio llegaría al poder Calígula, que sí que se decidió por otorgar a Claudio responsabilidades políticas. Tiberio nombraría a Claudio como compañero para el cargo de consul, en el año 37, a la vez que le nombraba senador. Con ello parece que Calígula pretendía revitalizar el recuerdo de su fallecido padre, Germánico. Sin embargo, y a pesar de ello, Calígula se dedicó a atormentar a su tío haciendo bromas de él, haciéndole pagar enormes sumas de dinero e incluso humillándole frente al Senado. Según Dión Casio, Claudio se volvió muy enfermizo y delgado a finales del reinado de Calígula, muy posiblemente por culpa del estrés.

El 24 de enero del año 41, Calígula fue asesinado por una conspiración a gran escala en la cual estaba involucrado el propio comandante de la guarida pretoriana, Casio Querea, así como varios senadores romanos. No existe ninguna evidencia de que Claudio tuviese algo que ver con el asesinato, aunque se ha argumentado que conocía el complot, y en particular teniendo en cuenta que abandonó la escena del crimen poco antes de los hechos. Sin embargo, tras la muerte de Calígula, así como de su mujer y su hija, parecía claro que Casio tenía intención de ir más allá de los planes conspiratorios y que pretendía borrar del mapa a la familia imperial al completo. En el caos posterior al asesinato, Claudio vio cómo los guardas germanos mataban a varios aristócratas que no estaban involucrados en la conspiración, incluyendo a algunos de sus amigos.

Preocupado por su propia supervivencia, Claudio huyó de palacio para esconderse. Según los relatos tradicionales, un pretoriano llamado Grato le encontró escondido detrás de una cortina, con miedo a que también lo mataran a él, y de forma inesperada le proclamó imperator. Es posible que una sección de la guardia hubiese planeado buscar a Claudio; puede que incluso con su aprobación. Le aseguraron que no eran un batallón en busca de venganza y Claudio les acompañó al campamento pretoriano bajo su protección. Allí sería proclamado unánimemente como emperador.

La cojera y la tartamudez que padecía posiblemente le evitaron el fatal destino sufrido por muchos nobles durante las purgas de Tiberio y el irracional reinado de Calígula. Al ser Calígula asesinado, y parte de su familia y la mayoría de sus seguidores, Claudio quedó como el único hombre adulto de su familia.

Fue finalmente entronizado el 24 de agosto del 41. Claudio llevó a acabo una serie de pasos con el fin de legitimar su gobierno frente a posibles usurpadores del trono, la mayoría enfatizando su lugar dentro de la familia Julio-Claudia. Adoptó el nombre "César" como cognomen, dado que seguía teniendo mucho peso entre el pueblo. Para ello se quitó el cognomen "Nerón", que había adoptado como paterfamilias de los Claudio Nerón cuando su hermano Germánico fue adoptado en otra familia. Aunque nunca había llegado a ser adoptado por Augusto o por sus sucesores, Claudio era el nieto de Octavia, por lo que sentía que estaba lo suficientemente legitimado como para ostentar el nombre de esa familia.

También adoptó el título "Augusto", como los dos emperadores anteriores habían hecho a su llegada al trono. Mantuvo el nombre honorífico "Germánico" para mostrar con ello su conexión con su hermano, considerado un héroe por los romanos. Deificó a su abuela paterna, Livia, para remarcar su posición como esposa del divino Augusto. Por último, Claudio usaba frecuentemente el término "filius Drusi" (hijo de Druso) en sus títulos, para recordar al pueblo su ya legendario padre, y así adherirse parte de su reputación.

Su gobierno fue de gran prosperidad en la administración y en el terreno militar. Durante su reinado, las fronteras del Imperio Romano se expandieron, produciéndose la conquista de Britania. El emperador se tomó un interés personal en el Derecho, presidiendo juicios públicos y llegando a promulgar veinte edictos al día. En cualquier caso, se le vio como un personaje vulnerable, especialmente entre la aristocracia. Claudio se vio obligado a defender constantemente su posición, lo que se tradujo en la muerte de muchos senadores romanos.